Hoy trataremos sobre el paso que nunca puede faltar en cualquier rutina de belleza, la hidratación de la piel.
La piel deshidratada es más susceptible de desarrollar líneas de expresión y arrugas. Nutriendo la piel de forma adecuada, ayudamos a su barrera protectora, en caso contrario la piel se seca y provoca una pérdida de colágeno, que acelera el envejecimiento.
Si mantenemos la piel hidratada evitaremos también las irritaciones que provocan molestias, dolor y picores. La crema hidratante repone los niveles de humedad de la barrera lipídica, lo que la hace más fuerte y resistente a los agentes externos del medio ambiente y de la contaminación.
Tanto en invierno, por las bajas temperaturas y el aire seco de la calefacción, que acaban con los lípidos que conforman la epidermis, como en verano, por el calor y la exposición prolongada al sol, que dejan bajo mínimos los niveles de humedad en la piel, es imprescindible su uso por la mañana y por la noche, siempre sobre la piel limpia.